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Día de las Madres en un país de desaparecidos

 ANGELICA NAVARRO. 10 Mayo, 2016. CDMX
Ciudad de México, medio día, las madres de desaparecidos mexicanos arriban al ángel de la independencia para pedir a las autoridades justicia y respuesta a los más de 26 mil casos de desaparición forzada.

Estrella Romero María del Carmen lleva desde el 23 de mayo del 2011 buscando pistas del paradero de su hija “Jacqueline” quien desapareció en Veracruz después de ir a la feria con sus amigos y desde entonces nadie sabe nada de ella.

“Es un día muy triste, muy doloroso, me es imposible festejar un 10 de mayo” comenta Estrella entre lágrimas mientras sostenía fuerte una enorme pancarta con la foto de su hija y la esperanza de volverle a ver. 




Así como Estrella muchas madres decidieron salir a las calles con letreros, fotos, mantas, vistiendo una playera con la foto de su hijo, para exigir, que se realicen pronto las investigaciones en su caso y el de miles de madres que, como ella, llevan años esperando pistas que las conduzcan a conocer cuál ha sido el destino de sus hijos.

 “Te extrañamos mucho”, “Se busca”, “¿Lo has visto?”, “Ayúdame a regresar a casa” y “¿Dónde están?” son las frases de las pancartas de madres como María Esther Contreras de la Rosa madre de Jesús Antonio Méndez.

“10 de Mayo es un día muy doloroso, todos los días a partir de la desaparición de mi hijo cambió mi vida por completo, todo se me vino abajo, perdí mi trabajo, perdí cosas materiales, me enferme pero a final de cuentas esto no importa, solo importa que mi hijo aparezca, no queremos ni un desaparecido más en el país, queremos que el gobierno mexicano nos oiga”

“Las autoridades desde el 2010 dicen que como nadie vio nada y no hay testigos no saben por dónde buscar, no tienen ninguna línea de investigación” declara María Esther mientras de su cuello cuelga la foto de su hijo quien se dedicara a ser DJ en Chihuahua.



Así como Esther, muchas madres van a paso lento con la Fe por delante, gritando, pidiendo, exigiendo una respuesta, y es triste concluir que es mucho más alto el número de gente desaparecida que el número mismo de gente marchando para pedir respuestas.

Llega el final, y con él los rostros de angustia e impunidad, mientras se escucha en el audio local: “No hemos conseguido nada, no encuentran a nadie, no queda más que unirnos por sobre nuestras diferencias, y recuperar lo que la clase política nos ha robado, no queda más que acudir a las instancias internacionales como única oportunidad de factor de cambio, la clase política no dará justicia, esta si es una verdad histórica”.

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